Días pasados hemos podido disfrutar
unos días en el hotel donde se alojaba Federico García Lorca en sus vacaciones
con sus padres en Lanjarón que pasaban los veranos
desde el año 1923/24-1935 en Lanjarón, y vivían en el Hotel
España, que era el mejor y el que estaba más cerca del Balneario
de Lanjarón.
Describe
a Lanjarón como
«un
lugar maravilloso rodeado de castañares y diminutas huertas donde se criaban
verduras y frutas como no las ha vuelto a comer».
«Comienzan
a venir a que su madre tomara el agua de Capuchina que era buenísima para el
hígado y la hepatitis». También le daban con una «manguera
a presión» que, según ella, «le daban la vida«.
Sus
estancias fueron, en la mayoría de las ocasiones, las habitaciones 207 y 207B
formada por dos habitaciones y una gran terraza desde donde se divisaba en los días claros hasta la
raya azul del mar, un ambiente idílico para
inspirarse en algunos de los romanceros gitanos. Por
las noches había baile y Federico amenizaba la velado tocando el piano.
Desde
el hotel escribía a sus amigos como a Sebastián Guash, Antonio de Luna
Garcia, Ana Dalí y se reunía alrededor del piano con Manuel de Falla. Aquí se
proyectó parte de la Revista «El Gallo», «Reyerta de Mozos», ”La Casada
infiel” basándose en hechos reales ocurridos en un cortijo cercano, y muchos
otros escritos.
Por las mañanas
Acompañaban a su madre todas las mañanas a
darse sus tratamientos. Mientras se dedicaban a tomar la variedad de aguas que
brotaban en los manantiales del Balneario de Lanjarón y con
tal trajín tenían que escaparse corriendo al baño con la excusa de que se había
caído una monja.
Cuando acababan se dirigían a probar los memorables «buñuelos» que se
hacían y que se siguen haciendo, los más ricos que han probado en su vida.
Su padre mientras se quedaba leyendo la prensa en la terraza porque se
estaba muy agradable.
Federico acudía a las tertulias, en las que era punto fijo y muy querido,
donde acudía un grupo increible de gente muy lejana en todo, en la que también
había curas.
Pasaban buenos ratos en la piscina del Balneario que en aquellos tiempos
sólo era para señoras.
Por las tardes
Por las tardes daban grandes paseos por
los montes a unos sitios increíbles, teniendo un especial recuerdo del valle
del Gayombal. Un valle muy cerrado de piedra gris, con rocas enormes, lleno
de gayombas y en lo alto una tira de cielo añil inolvidable.
Cuando las excursiones tenían mucho recorrido utilizaban recuas de
caballos.
También
hacían numerosas visitas a la Alpujarra en automóvil llegando a
conocerla muy bien. Federico se admiraba continuamente de la belleza del
paisaje y les llamaba la atención a los demás para que no dejaran de disfrutar
del mismo.
https://www.hotelespanalanjaron.es/garcia-lorca-en-el-hotel-espana/
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