Sus estancias fueron, en la mayoría de las ocasiones, las habitaciones 207 y 207B formada por dos habitaciones y una gran terraza desde donde se divisaba en los días claros hasta la raya azul del mar, un ambiente idílico para inspirarse en algunos de los romanceros gitanos. Por las noches había baile y Federico amenizaba la velado tocando el piano.
Federico se hizo amigo de la muchacha que limpiaba su habitación compadeciéndola por las voces que le daba la dueña. Ella le decía “Ay, nus tiene loquitas”, una expresión que terminaron por utilizar todos en sus conversaciones diarias.
Desde el hotel escribía a sus amigos como a Sebastián Guash, Antonio de Luna García, Ana Dalí y se reunía alrededor del piano con Manuel de Falla. Aquí se proyectó parte de la Revista «El Gallo», «Reyerta de Mozos», ”La Casada infiel” basándose en hechos reales ocurridos en un cortijo cercano, y muchos otros escritos.
Imagen de Federico García Lorca en el Hotel España (Lanjarón- Granada)
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