Nos cuentan nuestros abuelos y abuelas que, durante los meses de verano, allá por los años 50, madrugaban muy temprano con la primera claridad del día para ir a la ciega de los trigales, eran jornadas muy duras de trabajo, que solo paraban para comer y que en sus hatillos llevaban poco, ya que entre que no había y que la fatiga y el esfuerzo no permitía llenar mucho las barrigas, pues había que continuar trabajando y soportando esas altas temperaturas.
Cuando se habían aseado
solo apetecía tomar algo fresco y es entonces cuando se les preparaba el
aguaillo o el gazpacho de “segaores”.
Lo más importante de
todo el aguaillo es que estuviese bien fresquito y para ello lo mejor era el
agua del pozo, que gracias a la naturaleza nos regala el agua fresca en verano
y templada en los meses más fríos del invierno. El resto de ingredientes
cebolla, tomate, pimiento, pepino, medio vaso de vinagre, sal y un chorreón de
aceite de oliva. Todo ello recogido de los “cachitos” de huertos que
disponíamos gracias, la mayoría de las veces, a nuestros familiares.
INGREDIENTES del Gazpacho para “segaores” o Aguaillo
- 1 Tomate
- 1 Pimiento verde
- ½ Cebolla dulce
- ½ Medio pepino
- ½ Vaso de pequeño vinagre
- Sal
- Un Chorreón de aceite de
Oliva
- 2 litros de agua muy
fresca
Preparación:
En un cuenco de cerámica o “lebrillo” echar los dos litros de agua fresca, vinagre, el tomate, pimiento verde, pepino y la cebolla todo troceado, sal al gusto, mezclar bien y poner con generosidad un buen chorreón de aceite de oliva virgen extra.
"Tus recuerdos son tu vida"
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